Nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables.
Y se dio cuenta de que la vida no era eso, la vida es caer y levantarse y volver a caer y volverse a levantar. La vida es alegrarte los viernes y joderte los lunes, abrazarte a quien te abrace y a quien no te abrace pues no te abrazas, y punto y no pasa nada. Después de todo, los ordenadores se rompen y las relaciones se terminan. Lo mejor que podemos hacer es reiniciar y respirar. Tantos caminos, tantos desvios, tantas opciones, tantos errores...
Se me han quitado las ganas de escuchar...
SILENCIO.