Conozco un lugar no muy lejos, a unas tres o cuatro cervezas de aquí. Es un buen lugar para caerse muerto, nada parece malo desde allí.
Perdimos la cabeza pero no el sombrero, quizás llegó el momento de quedarse así. Y no conozco otra manera de vivir, no voy a ser más complicado que una flor, ya sé que mientras tenga fuerte la raíz, el propio llanto regará mi corazón.
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