Está claro, comprobado, a la gente le va mejor antes de cruzarse conmigo, es como si tuviera una especie de gafe que se contagia a cualquiera que se le ocurra entrar en mi vida. Como si se tratara de una habitación oscura y vacía, en la cual todo aquel que entra se deprime, y le empiezan a salir las cosas mal.
Quizás te estoy mintiendo. Resulta que no puedo aceptar que aún te eche de menos... y que este menos vaya a más. Ahora miento casi siempre, todo el mundo lo hace. Engaño a otros y me engaño a mí, ¿para qué diablos sirve la verdad?
Y mis naves ya se hunden solo al mencionarte. Naves que se hunden...
Y mis naves ya se hunden solo al mencionarte. Naves que se hunden...
Os saluda, digno y roto, el capitán.
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