Nuestro mundo, con sus reglas de causalidad, nos ha enseñado a no ser generosos: si perdonamos con facilidad, podemos acabar malheridos. Si hemos aprendido de un error, y gracias a eso somos mejores compañeros, ¿no deberían recompensarnos por lo aprendido, en lugar de castigarnos por nuestro error?
...¿Y si nuestro mundo funcionara de otra manera? Supón que pudieramos decirle: "No sentía lo que acabo de decir", y ella diría: "No importa, lo compendo", y no se alejara, y la vida continuara su curso como si nunca hubiéramos dicho esas cosas. Podríamos eliminar el daño y, aún así, aprender del error.
Después, con el tiempo aprende a ser cauto al relacionarse con los demás. Se acomoda a su ritmo indeciso, atraviesa sus defensas de manera sutil. Pero esto le agota y solamente funciona hasta cierto punto. No le da lo que necesita.
...¿Y si nuestro mundo funcionara de otra manera? Supón que pudieramos decirle: "No sentía lo que acabo de decir", y ella diría: "No importa, lo compendo", y no se alejara, y la vida continuara su curso como si nunca hubiéramos dicho esas cosas. Podríamos eliminar el daño y, aún así, aprender del error.
Después, con el tiempo aprende a ser cauto al relacionarse con los demás. Se acomoda a su ritmo indeciso, atraviesa sus defensas de manera sutil. Pero esto le agota y solamente funciona hasta cierto punto. No le da lo que necesita.
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