Es difícil alcanzar el equilibrio, caminar recto, sin dar pasos en falso.
Queremos ser libres, pensar y actuar tal y como nos apetezca, pero al mismo tiempo, nadie puede estar solo, dependemos de la compañía, lo que nos hace, a veces, meternos en nuestra propia burbuja (sólo a veces!).
Queremos volar, pero, cuidado! sin olvidarse de que, de vez en cuando, no está de más pisar el suelo. Hay que pisarlo queramos o no, al fin y al cabo, esa es nuestra realidad, así que mejor pisarlo despacito que después de una estrepitosa caída.
Queremos ser felices, pero nos preocupamos por cualquier cosa, sin poder evitarlo, tenemos predisposición a dar muchísima más importancia a las cosas malas que a las buenas. Cuando sales de casa y dices, "menos mal...llego a salir un segundo antes, y...". Sólo lo dices una vez, y se te olvida. El día que sales un segundo antes, te pasas una semana lamentándote.
Queremos querer, pero sin sufrir, ni que nos hagan daño. Y sobretodo, cuidado con amores de invernadero, hay que buscar bien, nadie puede impedirnos ser libres, o volar... Cuando lo encuentras, las cosas malas pierden importancia.
Oye! pero que sólo se vive una vez, de verdad merece la pena preocuparse? Hay que arriesgar... y vivir.
Saludos desde las alturas.
Queremos ser libres, pensar y actuar tal y como nos apetezca, pero al mismo tiempo, nadie puede estar solo, dependemos de la compañía, lo que nos hace, a veces, meternos en nuestra propia burbuja (sólo a veces!).
Queremos volar, pero, cuidado! sin olvidarse de que, de vez en cuando, no está de más pisar el suelo. Hay que pisarlo queramos o no, al fin y al cabo, esa es nuestra realidad, así que mejor pisarlo despacito que después de una estrepitosa caída.
Queremos ser felices, pero nos preocupamos por cualquier cosa, sin poder evitarlo, tenemos predisposición a dar muchísima más importancia a las cosas malas que a las buenas. Cuando sales de casa y dices, "menos mal...llego a salir un segundo antes, y...". Sólo lo dices una vez, y se te olvida. El día que sales un segundo antes, te pasas una semana lamentándote.
Queremos querer, pero sin sufrir, ni que nos hagan daño. Y sobretodo, cuidado con amores de invernadero, hay que buscar bien, nadie puede impedirnos ser libres, o volar... Cuando lo encuentras, las cosas malas pierden importancia.
Oye! pero que sólo se vive una vez, de verdad merece la pena preocuparse? Hay que arriesgar... y vivir.
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