lejos, muy lejos del suelo,
don't let me fall.

martes, 14 de febrero de 2012

He tenido un día eterno...

Lo bueno que tienen los días que se plantean infinitos, es que no lo son. Que, cuando parece que tu cabeza vaya a estallar por la presión acumulada entre el cansancio y las neuronas en movimiento, de repente, todo acaba. A veces es mejor no tener tiempo para pensar. Aunque al final, no está tan mal. La satisfacción de la compañía al final del día, o, en su defecto, de un cómodo sofá, compensa.
Dicho lo cual, me esperan cuatro meses eternos y espero acabar pensando lo de "no ha estado tan mal"...
Pd: qué pereza.

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